Por: Sofía Abregú Mares, PMO de Ciclus Group
En estos momentos está leyendo un artículo publicado en la web desde su smartphone, laptop o una desktop, donde probablemente lleva un par de horas revisando su(s) correo(s), su(s) perfile(s) en las redes sociales, las actualizaciones de sus amigos y, quizás, Twitter para enterarse de lo que está sucediendo en el instante.
Asimismo, está generando nuevo contenido constantemente y si consideramos los equipos más comunes de los que se vale para sus actividades diarias como satélites, POS y GPS, se dará cuenta que la información confluye a su alrededor de manera continua. Como consecuencia de estas interacciones obtenemos dantescos conjuntos de información que en el sector de las TIC se conocen como “BIG DATA”. Si le parece que el nombre suena exagerado solo imagine que aproximadamente el 90% de la información disponible ha sido creada solo en los dos últimos años y esta cifra crece exponencialmente.
Entonces, dado que esta información posee nuestros hábitos de consumo, gustos, preferencias, redes, además de los procesos, tendencias de productos y mercados de las empresas, nos encontramos frente a una casi inagotable fuente de data para crear ventajas competitivas. Sin embargo, en la actualidad estas virtudes no se están aprovechando óptimamente, porque surgen enormes dificultades en diferentes niveles del proceso de implementación de herramientas, desde la captura de la data, pasando por el análisis y finalizando en la visualización de la información resultante.
Es cierto que la creación de valor a través de la manipulación y análisis de la información no son una idea novedosa, ya que a nivel corporativo esta práctica se viene realizando a partir del uso de herramientas de Business Intelligence. No obstante, lo sorprendente de la BIG DATA es que propone ampliar los horizontes de la información, derribar las murallas que limitaban esta práctica a la organización y proyectarla a lo largo de la cadena de valor y sus respectivos stakeholders.
Nuevamente, nos encontramos frente a un cambio de paradigmas, lo cual nos confirma que las tecnologías de información y comunicaciones han llegado para revolucionar las organizaciones y nos obliga a cuestionar nuestras prácticas si queremos mantenernos en la competencia. CIO, Perú.